LA ESPADA SECRETA DE LA GIRALDA:
La leyenda templaria bajo los cimientos de Sevilla
A la Giralda la conocemos todos. Orgullo de Sevilla, símbolo eterno que ha visto pasar los siglos desde lo más alto de la ciudad. Pero ¿y si lo más interesante no estuviera en su cúspide, sino enterrado bajo sus pies? Una antigua leyenda, poco difundida incluso entre los sevillanos más estudiosos, asegura que una espada templaria fue colocada bajo los cimientos de la Giralda, sellando el templo con una energía protectora y una advertencia simbólica. Un arma dormida. Un juramento de piedra y hierro.
¿Una espada bajo la torre?
Según esta leyenda, surgida de viejas tradiciones orales y recogida en parte por estudiosos de simbolismo medieval, al construirse la Giralda cristiana sobre el antiguo alminar almohade, se realizó un rito de consagración oculto, no incluido en los documentos oficiales. En ese rito —propio de los constructores de catedrales y órdenes iniciáticas— se habría enterrado una espada templaria en la base principal de la torre, concretamente bajo lo que hoy sería uno de los accesos laterales más antiguos.
La espada no era cualquier arma. Se decía que había pertenecido a un caballero de la Orden del Temple que participó en la conquista de Sevilla en 1248, y que había sido bendecida en Tierra Santa. El arma, al ser clavada bajo los cimientos, actuaba como sello simbólico para proteger la torre de desgracias, enemigos y terremotos. Mientras la espada permaneciera oculta e intacta, la Giralda jamás caería.
Templarios en Sevilla: ¿mito o posibilidad?
Aunque la presencia templaria en Sevilla no está tan documentada como en otras regiones de España, sí hay evidencias indirectas de su paso por la ciudad, especialmente en los años posteriores a la conquista cristiana. La Orden del Temple tenía posesiones en Jerez, Cádiz y Córdoba. Además, en el archivo de laCatedral existen menciones a donaciones de caballeros templarios a clérigos sevillanos entre los siglos XIII y XIV.
Incluso se ha especulado con que algunas marcas de cantero en la propia Giralda podrían pertenecer a obreros vinculados a órdenes de inspiración templaria, dada la simbología que aparece en algunas piedras: cruces patadas, signos zodiacales y trazos geométricos que no responden a decoraciones convencionales.
Un ritual de consagración oculto
Los constructores medievales —sobre todo en templos importantes— solían realizar rituales simbólicos al colocar la primera piedra o cerrar una estructura. Estos actos no siempre eran religiosos al uso, sino gestos de carácter esotérico o iniciático: enterrar monedas, huesos, objetos personales o armas, con la idea de que el edificio recibiera una parte del alma del constructor o del guerrero que lo consagraba.
La leyenda sevillana sugiere que la espada fue enterrada durante una ceremonia nocturna, a puerta cerrada, y que solo los canteros principales y un sacerdote sabían su ubicación exacta. La hoja no tendría inscripción visible, pero sí una cruz de brazos iguales y una flor de lis en la empuñadura.
La maldición de la Giralda
Según la misma tradición, si algún día la espada fuera extraída, la Giralda perdería su protección y comenzaría a resquebrajarse lentamente. Un símbolo de que Sevilla habría roto con su pasado sagrado.
Curiosamente, la Giralda ha resistido todos los terremotos que han azotado la ciudad, incluso el gran seísmo de Lisboa de 1755, que causó estragos en otras torres similares. Algunos investigadores creen
que esa resistencia no se debe solo a la técnica almohade, sino a una extraña “fortuna arquitectónica” que ha acompañado siempre a la torre. ¿Casualidad? ¿O hay algo más profundo, más simbólico, vibrando en sus cimientos?
que esa resistencia no se debe solo a la técnica almohade, sino a una extraña “fortuna arquitectónica” que ha acompañado siempre a la torre. ¿Casualidad? ¿O hay algo más profundo, más simbólico, vibrando en sus cimientos?
¿Realidad oculta o leyenda protectora?
Nunca se ha excavado bajo la base original de la Giralda con fines arqueológicos, al menos no de forma profunda ni pública. Los trabajos se han limitado a restauraciones estructurales y análisis superficiales. Pero algunos estudiosos del simbolismo medieval creen que ese silencio es precisamente parte del
hechizo: la espada no debe encontrarse, porque su fuerza no está en el hierro, sino en el misterio.
hechizo: la espada no debe encontrarse, porque su fuerza no está en el hierro, sino en el misterio.
La leyenda sobrevive como tantas otras en Sevilla: en susurros, en libros olvidados, en las explicaciones a medias de los guías que no se atreven a mencionarla abiertamente. Pero para quienes conocen los códigos del Temple, el alma de una torre no está en su altura, sino en lo que la sujeta al mundo.
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¿Y si fuera cierto?
En una ciudad donde lo romano, lo islámico, lo cristiano y lo simbólico se funden bajo cada adoquín, ¿por qué no habría de existir una espada invisible sosteniendo nuestra torre más famosa? Una promesa templaria que sigue activa, siglos después.
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