UMMO: la historia de un fraude ufológico
El caso UMMO es uno de los episodios más polémicos y duraderos en la historia de la ufología en España. Durante décadas, alimentó debates, libros y tertulias de misterio, hasta que finalmente se demostró que todo había sido un elaborado fraude. Su magnetismo radica en cómo se mezclaron cartas supuestamente enviadas por extraterrestres, fenómenos ovni reales, testigos de prestigio y, más tarde, confesiones de los propios responsables.
EL ORIGEN DE UN MITO
El mito de UMMO se inicia el 6 de febrero de 1966 en Aluche (Madrid). Según los testigos, un objeto volador no identificado se posó en un descampado dejando una huella circular en el suelo. Este incidente fue recogido por la prensa, que hablaba de “misteriosa nave espacial”.
Ese mismo año comenzaron a llegar a diversos ufólogos, científicos e interesados en el misterio unas
cartas mecanografiadas firmadas por supuestos visitantes del planeta UMMO, un mundo situado alrededor de la estrella Wolf 424, a 14,6 años luz de la Tierra.
Los remitentes aseguraban llevar años estudiando a los humanos y ofrecían datos sobre ciencia, filosofía y sociedad. Los textos estaban cargados de tecnicismos científicos que fascinaban a algunos investigadores.
DIFUSION, CARTAS Y SIMBOLOGOS
Durante los años 60 y 70, decenas de personas en España y Francia recibieron esas misivas. Cada carta iba firmada con el famoso logotipo de UMMO: una especie de “H” con una línea vertical en el centro.
Entre los receptores se encontraban figuras relevantes como:
Fernando Sesma Manzano, periodista y fundador de la Sociedad de Amigos de los Visitantes del Espacio en el Café Lyon de Madrid.
Antonio Ribera, escritor y pionero de la ufología en España.
José Luis Jordán Peña, psicólogo e ingeniero madrileño que años después resultaría clave.
Las cartas circulaban entre círculos reducidos y se estudiaban como si fueran revelaciones auténticas. Algunos, incluso, llegaron a organizar reuniones secretas con “ummitas” presenciales.
LAS EVIDENCIAS HACEN AGUAS
Durante los años 70 y 80, las cartas de UMMO siguieron llegando. Se trataban de textos cada vez más extensos y con apariencia científica. Sin embargo, algunos investigadores comenzaron a sospechar.
Ya en los 70, ufólogos como Juan José Benítez –quien en un inicio defendió la autenticidad del caso– y
Manuel Carballal señalaron inconsistencias en el contenido: errores científicos, plagios de manuales de física y contradicciones entre misivas.
A finales de los 80 y principios de los 90, investigadores franceses como Jean-Pierre Petit también denunciaron que muchas fórmulas supuestamente revolucionarias en realidad eran refritos de teorías científicas ya publicadas.
La confesión: José Luis Jordán Peña, 1993
La verdad salió a la luz en 1993, cuando José Luis Jordán Peña (1931-2014) confesó públicamente ser
el autor de la mayor parte de las cartas de UMMO.
Lo hizo a través de entrevistas concedidas al investigador Manuel Carballal y posteriormente en declaraciones recogidas por medios nacionales. Jordán Peña explicó que había creado el mito como un experimento sociológico para medir la credulidad de ciertos sectores y cómo se difundían las creencias.
En su confesión detalló que:
Las cartas eran redactadas por él con máquina de escribir.
Se basaba en textos científicos y filosóficos ya publicados.
El famoso símbolo de UMMO fue diseñado por él mismo.
Llegó a organizar reuniones con falsos “ummitas” para dar mayor verosimilitud.
Su revelación desmontaba décadas de creencias. Sin embargo, aún hoy muchos seguidores de UMMO se resisten a aceptar la confesión, alegando que Jordán Peña solo reconoció una parte y que algo más había detrás.
EL LEGADO UMMITA
El caso UMMO quedó como uno de los fraudes más elaborados en la historia de la ufología española y europea. Lo fascinante es que, pese a la confesión de 1993, el mito no ha muerto. Siguen existiendo foros, grupos y páginas que defienden la autenticidad de los ummitas y aseguran que Jordán Peña fue un “tapadera” para encubrir la verdad.
En el ámbito académico, UMMO es estudiado como un ejemplo clásico de mito moderno, mezcla de ciencia ficción, sociología y creencia. Su influencia fue enorme en la España del tardofranquismo, cuando el misterio y lo oculto ofrecían un respiro frente a la censura y el silencio.
EN.DEFINITIVA...
El caso UMMO demuestra cómo un fraude puede trascender décadas, alimentar la imaginación colectiva y resistirse incluso a la verdad confesada por su creador.
Lo que comenzó como unas simples cartas mecanografiadas en 1966 terminó convirtiéndose en una de
las leyendas más poderosas de la ufología, un espejo en el que se refleja nuestra necesidad de creer en algo más allá de lo terrenal.
Aunque en 1993 José Luis Jordán Peña reveló la verdad, UMMO aún sigue vivo en la mente de quienes prefieren pensar que, quizás, las estrellas nos observan.
NO OBSTANTE
El caso UMMO nos enseña que incluso el fraude más documentado puede dejar un resquicio para la
duda. Porque sí, en 1993 José Luis Jordán Peña confesó ser el autor de las cartas y desmontó buena parte del mito. Pero… ¿y si el origen fue real? ¿Y si, en algún momento, alguien vio o recibió algo auténtico, y luego un oportunista decidió apropiarse de la historia para lucrarse o alimentar su propio experimento sociológico? Al final, lo inquietante no es lo que sabemos