El Asalto al Área 51: del meme viral al espejo de nuestra cultura
En septiembre de 2019, el mundo entero volvió la vista hacia el desierto de Nevada, donde se alza la instalación más enigmática de Estados Unidos: el Área 51. Lo que empezó como una broma en Facebook se transformó en un fenómeno cultural, un movimiento digital con millones de adeptos y una repercusión mediática que superó todas las expectativas.
Aunque la esperada invasión nunca ocurrió en los términos que se habían planteado, el episodio nos dejó preguntas profundas sobre el poder de internet, la necesidad humana de creer en lo oculto y el papel que el misterio desempeña en la sociedad contemporánea.
El origen
El 27 de junio de 2019, Matty Roberts, un joven estadounidense de apenas 20 años, creó un evento en
Facebook bajo el título: “Storm Area 51, They Can’t Stop All of Us” (Asaltemos el Área 51, no pueden detenernos a todos).Su idea no era más que un chiste: convocar a millones de internautas para correr en masa hacia la base más secreta de Estados Unidos, convencidos de que entre sus hangares se esconden restos de naves alienígenas y hasta seres de otros mundos,lo que nadie esperaba era la magnitud de la reacción. En apenas unas semanas, más de dos millones de personas confirmaron su asistencia y otro millón se declaró “interesado”. Lo que había nacido como sátira pronto se convirtió en un fenómeno viral imparable.Los memes invadieron las redes sociales: planes de asalto, estrategias de distracción, esquemas de cómo rescatar a los “aliens prisioneros” y, sobre todo, la famosa “carrera Naruto”, correr con los brazos hacia atrás como en el anime japonés.
Internet había encontrado su revolución simbólica.
El mito: el Área 51
Para comprender por qué el evento prendió con tanta fuerza, hay que retroceder en el tiempo.
El Área 51, oficialmente conocida como Groom Lake, es una base militar situada en Nevada. Su existencia no fue reconocida por el gobierno estadounidense hasta 2013, pese a que llevaba décadassiendo un secreto a voces, durante la Guerra Fría fue escenario de pruebas de aeronaves experimentales como el U-2 y el SR-71 Blackbird, pero pronto se convirtió en el epicentro de todas las teorías conspirativas relacionadas con los OVNIs:
- Supuestos restos del incidente de Roswell (1947) habrían sido llevados allí.
- Cuerpos de seres no humanos estarían almacenados en instalaciones subterráneas.
- Se probarían tecnologías obtenidas de naves extraterrestres.
- Incluso se hablaría de experimentos con humanos y armas secretas.
La combinación de secretismo absoluto, prohibiciones aéreas y una vigilancia casi obsesiva convirtió al Área 51 en el símbolo del misterio contemporáneo.
El ejército entra en escena
Cuando el evento se volvió viral, el ejército estadounidense reaccionó con seriedad. La Fuerza Aérea emitió un comunicado oficial: cualquier intento de ingresar en el Área 51 sería tratado como una
amenaza a la seguridad nacional.
Lo que había sido concebido como una broma comenzó a adquirir tintes inquietantes. Los medios de comunicación internacionales amplificaron el fenómeno y se especuló sobre lo que ocurriría si realmente miles de personas aparecían en el desierto.
¿Podría el ejército disparar contra civiles? ¿Estábamos a punto de presenciar un enfrentamiento absurdo pero histórico?
El día del “asalto”
El 20 de septiembre de 2019 llegó con expectación mundial.
La realidad, sin embargo, distó mucho del mito: apenas 150 personas se acercaron a los accesos de la base, y solo un par se atrevieron a traspasar el perímetro, siendo inmediatamente arrestados. No huboinvasión, ni grandes choques con el ejército.
Lo que sí ocurrió fue algo inesperado: el nacimiento de un festival cultural alternativo.
En Rachel, la localidad más cercana, se organizó el Alienstock, una especie de “Woodstock extraterrestre” donde cientos de curiosos se disfrazaron de aliens, escucharon música en vivo, compartieron teorías ufológicas y celebraron la cultura conspirativa.
El evento se dividió, de hecho, en dos polos:
- La acción simbólica en las puertas del Área 51.
- El festival festivo en el pueblo de Rachel.
Más que un asalto, fue una fiesta colectiva en honor al mito.
El fenómeno cultural y psicológico
Aunque no se descubrieron secretos, el Storm Area 51 reveló varias realidades:- El poder de internet y los memes para movilizar multitudes.
- El atractivo universal del misterio: aunque la mayoría sabía que no vería alienígenas, la idea conectó con la necesidad de creer.
- La desconfianza hacia las instituciones: el Área 51 es la metáfora perfecta del “secreto oficial”.
- La cultura geek y pop: desde Naruto hasta Star Wars, las referencias fueron parte esencial de la estética del evento.
Se trató, en definitiva, de un fenómeno sociológico único: una mezcla de sátira, protesta y celebración cultural.
El eco en la ufología moderna
Lo más interesante llegó después.
Entre 2020 y 2023, el Pentágono y el Congreso de Estados Unidos reconocieron la existencia de los UAPs (Fenómenos Anómalos No Identificados), desclasificando vídeos de pilotos militares que habían visto objetos imposibles de explicar.¿Casualidad que el fenómeno OVNI volviera a ocupar titulares poco después del “asalto”? Para algunos, no. El evento, aunque humorístico, sirvió de recordatorio de que millones de personas en todo el mundo siguen queriendo respuestas.
¿Tomadura de pelo, marketing o manipulación?
El balance final del evento deja muchas preguntas abiertas.
- ¿Fue simplemente una tomadura de pelo que se les fue de las manos a todos?
- ¿O acaso fue un genial método de marketing, que transformó un meme en un festival y generó millones en publicidad para el pequeño pueblo de Rachel y para toda la cultura pop?
- ¿O quizás, en una lectura más conspirativa, fue el propio gobierno quien utilizó el fenómeno para medir la respuesta social ante el mito del Área 51 y para ridiculizar, de paso, a los que creen en extraterrestres?
El hecho de que el evento se dividiera en dos —el espectáculo mediático en la puerta de la base y el festival desviado a un terreno controlado— invita a pensar que pudo haber algo de manipulación.
Reflexión final
El “asalto al Área 51” no liberó a ningún alienígena, pero sí nos mostró mucho sobre nosotros mismos. Fue un recordatorio de que lo desconocido sigue siendo un imán irresistible, y de que el humor puede ser una herramienta tan poderosa como la protesta.
Quizá nunca sepamos qué ocurrió tras bambalinas:
¿fue todo una broma colectiva?
¿un experimento social cuidadosamente manejado?
¿o una estrategia del propio poder para mantener viva la llama del mito mientras controla su narrativa?
Lo único seguro es que aquel día, el mundo entero volvió a decir al unísono:
“Queremos saber qué esconden”.
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