El Silencio del Cielo:
El Estigma que Apaga los Avistamientos OVNI
He pasado años mirando al cielo. No desde un observatorio astronómico, sino desde la carretera, desde campos solitarios, desde azoteas a medianoche con la cámara en mano y la piel erizada. He dormido mal en noches de alerta OVNI y he perdido la cuenta de los kilómetros recorridos en busca de un instante que nunca llegó: ver un objeto volador no identificado con mis propios ojos.
Y sin embargo, no dejo de recibir mensajes.
Mensajes que empiezan con un "no le cuentes a nadie que te lo he dicho", o con un "me vas a tomar por loco, pero...". Y ahí es donde empieza lo verdaderamente misterioso. No en el cielo. No en la luz que se pierde tras un monte. Sino en el silencio que la sigue. En ese abismo de miedo, vergüenza y auto-censura que empuja a los testigos al olvido.
👤 El miedo al qué dirán
Vivimos en una sociedad que presume de ser científica, avanzada, abierta. Pero basta con que alguien diga la palabra "OVNI" en voz alta para que cambie el ambiente. Se activan las sonrisas condescendientes, las cejas levantadas, los comentarios irónicos. Y es ahí, precisamente ahí, donde empieza el problema.¿Por qué tanto miedo a contar que uno ha visto algo en el cielo que no sabe explicar? ¿Por qué el testigo siempre es sospechoso? ¿Por qué seguimos arrastrando este estigma como si fuera una enfermedad
vergonzosa?
He hablado con pilotos que no quieren que su relato llegue a sus superiores. Con guardias civiles que prefieren el anonimato. Con vecinos de pueblos que solo se atreven a hablar cuando se aseguran de que no hay nadie más escuchando. Y lo que cuentan es muchas veces fascinante, inquietante… y real. Pero muere en susurros, atrapado por el miedo.
🛑 Testimonios silenciados, verdad bloqueada
Los investigadores del misterio dependemos del testimonio humano. No tenemos satélites, ni radares militares. Tenemos relatos. Y cuando esos relatos no se cuentan, la verdad se diluye, se debilita, se pierde.
Imaginen por un momento cuántos casos nunca llegaron a ser conocidos. Cuántas noches alguien miró
por la ventana, vio algo increíble, y prefirió cerrar las cortinas antes que llamar por teléfono o escribirun mensaje. ¿Y si esas personas hubieran hablado? ¿Y si su relato hubiera encajado con otro ocurrido a 50 kilómetros, el mismo día, a la misma hora?
Ahí es donde se rompe la cadena. No porque el fenómeno no exista, sino porque la sociedad ha enseñado que quien lo ve y lo cuenta, se arriesga al ridículo. Y eso —lo sé bien como investigador— es un muro mucho más alto que cualquier cielo.
🧠 ¿Por qué nos da tanto miedo?
El estigma social no es nuevo. Ha acompañado al ser humano en todo aquello que se sale de lo establecido. Desde los primeros “locos” que hablaban de mundos redondos, hasta quienes afirmaban que existían microorganismos invisibles. En el mundo del misterio, el testigo OVNI se convierte en un personaje incómodo: demasiado atrevido para los escépticos, demasiado real para los soñadores.
Y en medio de ese limbo estamos nosotros: los que buscamos. Los que queremos creer, pero no nos creemos cualquier cosa. Los que escuchamos con respeto, analizamos con cuidado, y seguimos, aún hoy, esperando nuestro turno para mirar al cielo y ver algo que rompa nuestro escepticismo.
📣 Una llamada a los valientes
Este artículo es un grito —quizás uno más entre muchos— para pedir a los testigos que hablen. Que no tengan miedo. Que no se dejen apagar por las burlas. Porque cada vez que un testimonio no se cuenta, el misterio pierde una pieza del puzle.
No hace falta que lo cuentes en público, no hace falta que te pongas delante de una cámara. Pero cuéntalo. Escríbelo. Regístralo. Háznoslo llegar a quienes queremos armar esta historia colectiva que aún no tiene final.
Porque quizás no sean los gobiernos, ni los ejércitos, ni los radares quienes descubran la verdad sobre los OVNIs.
Quizás seamos nosotros. Tú y yo. El que miró y calló, y el que escuchó y creyó.
¿Tú también has visto algo? ¿Tienes un relato que nunca contaste? Escríbeme de forma anónima a través de www.javierlobato.org o cualquiera de mis redes sociales. Tu testimonio podría ser la pieza clave.
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